El tiempo dedicado al intercambio de sensaciones piel a piel, sin palabras, sólo con miradas cómplices, sabiendo que quizás no era lo previsto, no era lo pactado, no era lo correcto… simplemente era lo deseado.
El tiempo dedicado a intentar borrar el sentimiento creado pasó a relegarse a un plano infinito… no deseo enterrarlo, sino sentirlo a cada minuto, y cada vez que acude a mí suspiros lánguidos de añoranza me visten el alma.
¿Volverás?
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