Si me llamas y no estoy,
déjame grabado un sueño.
Sea tu voz en bronce
y un pequeño dios
en las palabras.
Déjame las calles en rumor
y el aliento sin mesura.
Déjame grabado un sueño
y sea abril y los colores.
A mitad de la esperanza
y en los límites de mi deseo.
Felipe Sérvulo
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